NYC, dia siete

Viernes 15. 125 Street. Low Harlem. Olvida el MET o el Radio City Music Hall, aca es donde quieres tener una camara. Breakdancers haciendo publicidad en mitad de la pista, musica con basureros y cajas, sorprendentes grafittis por todas partes, chaquetas con chillones dibujos de Bob Marley y la Madre Africa. Donde en otros barrios hay Macy's, aca hay finas piezas de textileria que resaltan el amarillo chillon y los estampados exceisvos, tanto en tiendas estables como en coloridos puestos ambulatorios. Caminar por la 125 Street es una de las mejores experiencias urbanas que se pueden tener, y luego bajar por los Martin Luther King Towers y el Duke Ellingoton Park te da una vista de la parte Upper East de Central Park que es lo mejor que he visto en meses. Poder negro.
Luego de recorrer el Upper East Side en busca del elenco de Gossip Girl, segui mi dia en el Carnegie Hall. Los Discovery Concerts del Carnegie permiten un acercamineto accesible a piezas dificiles y claves de la musica academica. En esta ocasion, la Turangalila Symphony de Olivier Messiaen fue la elegida. David Robertson, conductor y director, fue ademas nuestro maestro en este viaje de descubrimineto, dandonos desde detalles importantisimos sobre la superimposicion tonal hasta el hecho que el personaje Leela de Futurama lleva su nombre por la TurangaLILA que Matt Groening admira. Terminada la propedeutica, la Saint Louis Symohny Orchestra interpreto cabal e initerrumpidamente (salvo por nuestro apalusos) la obra de Messiaen. Demas esta recalcar la calidad de la orquesta y la entrega y seguridad de Robertson. El concierto fue lo mas solido y logrado que he oido en mi provinciana vida.
Pero la noche no podia terminar ahi. Demostrando que la gente mas fina llega mas tarde, hay que resaltar la algo retrasada (por quince minutos) presencia de Von Rommel en la audiencia, esperada y aplaudida por todo el Carnegie. La noche se engalano gracias a el (y solo a el). Fue asi que terminado el concierto, y a pesar de que todo el publico se lo disputaba, Von Rommel me hizo el honor de acompanharme en un tur nocturno por la parte Lower East de la ciudad.
Un recorrido por los bares de la Bleeker Street no lo satisfizo. Sus ambiciones iban mas alla, al extremo de la experimentacion y lo bizarro. The Stone, el bar de John Zorn en la Avenue C era lo unico que podia complacerlo. Lamentablmente, llegamos muy tarde y muy finos para encontrar el bar abierto, asi que nos vimos obligados a terminar la noche en un agradable bar de universitarios de la NYU. Como es de esperarse, Von Rommel escueleo con Heineken, demostrando que ni la falta de dinero ni de mapas te impide representar.

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