Las variaciones Goldberg

Dado que no soy músico, ni musicólogo, ni pianista --ni nada en realidad-- sino meramente un aficionado común y muy corriente a la música en general; mis recomendaciones no serán técnicas --y por lo tanto con cierto grado de objetividad-- sino más bien personales, particulares y subjetivas. Entonces...¡No me pidan que diga cuál es mejor que otra y si no les gusta mi lista pues váyanse a la mier...! La interpretación musical es un asunto muy complicado y al tratar de describirla, creo yo, de una manera técnica o poética, las palabras, eventualmente, se nos quedarán cortas. Es una tarea harto complicada y, en buen grado, infructuosa.

Aclarado este importante punto, quisiera terminar este prologo a mi primer post en la blogósfera con el siguiente comentario: la historia de cómo nacieron las variaciones Goldberg es puro cuento. A ver, traten de dormir escuchando tremendo aparato infernal --el clavecín obviamente-- junto a su cama y a ver si concilian el sueño. En el mejor de los casos les da insomnio o pesadillas. ¡Vaya uno a querer dormir con esa música!

Pero en fin, comencemos. Hasta donde tengo entendido- mi fuente es Early Music, una revistilla que publica Oxford- hay mas de 100 interpretaciones de las variaciones Goldberg. Las cuales van desde el clavecín, el piano, los dos pianos, la guitarra, el acordeón, el saxo, la trompeta, la marimba, el silbato y hasta un coro de evangelistas y las hay también en ritmo de jazz, de salsa, tango, trance, guaracha, etc., etc. Entonces ¿por cuál coño comenzar? He aquí el propósito de este grandioso post: guiar a los cibernautas que quieran empezar a escuchar a J.S. Bach y su genial obra, las ya mencionadas, variaciones Goldberg.

Si tuviese que elegir solamente dos, por motivos estrictamente personales, y llevarlas a una isla-donde no podría escucharlas porque ¡DAH! no hay electricidad- serían inevitablemente la tercera grabación de Gustav Leonhardt (clavecín) en Deutsche Harmonia (1976) y la tercera o cuarta grabacion de Glenn Gould (piano) en Sony (1981). La de Leonhardt es una interpretación fina y elegante, con un tempo lento y con muy poco uso del legato. Pero que ha sido el resultado de estudiar e interpretar a J.S. Bach toda una vida. Este hombre es verdaderamente un sabio y, a diferencia de otros miembros del movimiento de interpretaciones históricamente correctas, no se toma la partitura al pie de la letra y verdaderamente interpreta. Eso sí, aquel que busque una versión romántica o medio romantizada no la encontrará en el buen Gustav. Ni siquiera una, como alguna vez leí, una retórica barroca. Leonhardt es Leonhardt y su clavecín, nada más. Para aquellos que disfrutan de las reconstrucciones históricas de instrumentos antiguos, Mr. Leonhardt siempre utiliza instrumentos preciosos, de un sonido increíble.

La interpretación de Gould es todo un caso. No sólo se toma infinitas libertades con el texto sino además tararea en toda la maldita grabación. Si uno la escucha con audífonos puede llegar a ser desesperante. Pero, siendo honestos, las de Gould no son libertades. Gould lleva hasta sus últimas consecuencias el arte de la interpretación, apropiándose de la obra y convirtiéndola en creación suya. Y el resultado es verdaderamente otra obra; no solo por los trinos, staccatos o raros acentos que introduce sino porque el resultado final, que es mayor que la suma de sus modificaciones, es completamente original, único y estupendo. Les recomiendo darle tiempo a esta grabación, escucharla una y otra vez y, si es posible, escucharla con la partitura a la mano.


Nos faltan por lo tanto 98 versiones más por reseñar. Mentira. Mis otras recomendaciones son, para no hacerla más larga: Rosalyn Tureck (piano) ha grabado varias veces las Goldberg pero yo disfruto mucho la versión que forma parte de la colección llamada Bach and Tureck at Home. Otra muy simpática es la de Ralph Kirkpatrick (clavecín) en Deutsche Grammophon, grabada allá por los años 60-61. Y, por último, la segunda versión hecha en el 2003, en Mirare, por un buen discípulo de Leonhardt, me refiero a Pierre Hantaï (clavecín), un francés que toca muy raro. Como ya lo dije, hay más de 100 interpretaciones para escoger. Casi todos los grandes pianistas han realizado una versión asi que si le tienen fe a alguno, escuchen esa. Una última recomendación, aléjense de las grabaciones de Uri Caine por favor y de la de Keith Jarrett. Ahhh...y del mp3 también, usen flac o ape por el amor de dios.

7 comentarios:

Zimmerman dijo...

nada, man. el mp3 es la voz.

Odiseus K. Schrute dijo...

calla loser!
solo los emos usan mp3

Zimmerman dijo...

snob.

La TRU dijo...

No! no lo dice por snob, es su mala onda característica...
Pero no t hagas gorrrdito, bien q mueres por un Ipod...

Odiseus K. Schrute dijo...

calla mujer! el ipod es una aberración

Kenneth Moreno May dijo...

mal que bien, mejor es el arte de la fuga, si de obras de Bach se trata. que tampoco tengo algo contra las goldberg

Odiseus K. Schrute dijo...

tocada por quien? hay unas versiones que mejor es ni mencionarlas.