Phineas' wake
Cosas que han llamado mi atención esta semana.
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(Comic: Moore, Alan, V for Vendetta, New York: DC Comics, 1990).
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Cuando despertó, fue capaz de pararse por sí solo y de ir a la efermería. Le extrajeron la barra, le curaron la herida, le vendaron la cabeza. Le realizaron varios análisis y salvo la cicatriz y la contución en el lóbulo, todo parecía estar bien. Le preguntaron qué día era, cuál era la raíz cuidrada de 9 y a todo respondio acertadamente. No se sentía mal. De hecho, no estaba mal. Pero Phineas empezó a actuar extraño en el trabajo. Su comportamiento ondulaba de errático a violento. Su decisiones devinieron en arbitrarias y coléricas. Aunque seguía siendo una persona inteligente y calculadora, había perdido toda capacidad empática, y con ella, toda posibilidad de un juicio sensato y socialmente efectivo. Por doce años, Phineas deambuló encolerizado y alcoholizado. Finalmente se suicidó. La barra había afectado la parte del cerebro que, ahora se sabe, emite y controla las emociones. Una vida feliz, una vida racional como la entendemos y contrariamente a lo que comunmente pensamos, tiene algo que ver con el cálculo pero mucho más con los sentimientos.
(Libro: Damasio, Antonio, Descartes' error. Emotion, Reason and the Human Brain, New York: Avon Books, 1994).
(Libro: Damasio, Antonio, Descartes' error. Emotion, Reason and the Human Brain, New York: Avon Books, 1994).
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(Pela: Flaherty, Robert J., Nanook of the North, 1922).
4. Los fuegos artificiales en el bosque en Pieza inconclusa para piano mecánico. En una noche de hipocresía, traición y frustración, los fuegos artificales son el perfecto contrapunto a los silencios y miradas incómodas de los viciosos personajes de esta cinta de Mikhalkov. La escena de los fuegos artificales en el bosque es genial porque primero nos coloca ahí, junto a los actores, en un momento completamete negro y silencioso, y luego nos devuelve a los colores llamativos y las sensaciones fuertes; todo esto con una cámara que marea, que navega a la deriva, que recuerda más a un barco a la deriva en la que los pasajeros se rehusan a aceptar su destino inevitable al fondo del mar. Pelas de Mikhlakov aun siguen en cartelera, gracias al Festival de Cine de Lima. Luego de ver esta pela, estoy seguro de que todas valen la pena. (Palabras del director: "¿Qué más puede ofrecer un artista que ha visto lo absurdo del mundo, que no sea su propio amor?" ). Me emocionó mucho verla porque sentí que había descubierto un nuevo mundo. Gracias Ese Landolt.
(Pela: Nikita Mikhalkov, Pieza inconclusa para piano mecánico, 1977).
12:29 p. m.
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