¿Valores rebeldes?

Después de varios meses, volvió a mis manos un libro que considero muy alto entre mis favoritos: Zen and the Art of Motorcycle Maintenance. La historia de cómo llegó a mis manos es digna de contar, así que justamente eso haré.

Creo que fue en el segundo ciclo de mi carrera de filosofía, hace dos años y medio, que el legendario profesor Federico Camino, que no suele hablar bien de muchas cosas, mencionó este libro y a su autor, Robert M. Pirsig, diciendo que era muy bueno, y que además, el autor sólo había escrito dos libros en 30 años, cosa que en sus ojos no hacía más que inspirarle confianza.


Como muchos otros libros recomendados por profesores, no hice más que apuntarlo en mi cuaderno, y probablemente esta anécdota hubiese sido olvidada para siempre, si no fuese porque unos meses después, a miles de kilómetros de distancia, en la casa de mi por allá entonces enamorada en el estado gringo de Virginia, lo encontré en sus estantes. Me dijo que nunca lo había leído, que lo encontró en una venta de garaje y lo compró porque le gustó el nombre.

Procedí, en consecuencia, a pedírselo “prestado” (probablemente lo único bueno que saqué de dicha relación).

No quiero entrar en detalles sobre el libro (y menos aún sobre mis relaciones). Sólo diré que es una novela escrita en primera persona, pero fácilmente más del 70% de su contenido consiste en el autor hablando de diversos problemas filosóficos, dirigiéndose directamente al lector. Hay partes que no son nada sencillas, pero el libro fue un best seller en sus días (allá por los 70’s), por lo que a pesar de su dificultad en momentos, termina siendo accesible para todos (a menos ya que seas bruto).

Además, la increíble historia está basada en la vida real del autor, lo que la hace todavía más fascinante.

Sin embargo, el motivo de este post no es convencerlos de que lean este libro (como ya podrán haber notado desde el título), sino simplemente sacar un fragmento más o menos descontextualizado y aplicarlo a un tema que personalmente me mantiene en constante conflicto. Pero vayamos por partes. El fragmento cuenta a su vez con otro fragmento de La Ilíada, y el autor se encuentra hablando de la areté griega antes de Platón y Aristóteles.

The Iliad is the store of the siege of Troy, which will fall in the dust, and of its defenders who will be killed in battle. The wife of hector, the leader, says to him: “Your strength will be your destruction; and you have no pity either for your infant son or for your unhappy wife who will soon be your widow. For soon the Acheans will set upon you and kill you; and if I lose you it would be better for me to die.”

Her husband replies:

“Well do I know this, and I am sure of it: that day is coming when the holy city of Troy will perish, and Priam and the people of wealthy Priam. But my grief is not so much for the Trojans, nor for Hecuba herself, nor for Priam the King, nor for my many noble brothers, who will be slain by the foe and will lie in the dust, as for you, when one of the bronze-clad Acheans will carry you away in tears and end your days of freedom. Then you may live in Argos, and work at the loom in another woman’s house, or perhaps carry water for a woman of Messene or Hyperia, sore against your will: but hard compulsion will lie upon you. And then a man will say as he sees you weeping, ‘This was the wife of Hector, who was the noblest in battle of the horse-taming Trojans, when they were fighting around Ilion.’ This is what they will say: and it will be fresh grief for you, to fight against slavery bereft of a husband like that. But may I be dead, may the earth be heaped over my grave before I hear your cries, and of the violence done to you.”

So spake shining Hector and held out his arms to his son. But the child screamed and shrank back into the bosom of the well girdled nurse, for he took fright at the sight of his dear father -at the bronze and the crest of the horsehair which he saw swaying terribly from the top of his helmet. His father laughed aloud, and his lady mother too. At once shining Hector took the helmet off his head and laid it on the ground, and when he had kissed his dear son and dandled him in his arms, he prayed to Zeus and to the other Gods: Zeus and ye other Gods, grant that this my son may be, as I am, most glorious among the Trojans and a man of might, and greatly rule in Ilion. And may they say, as he returns from war, ‘He is far better than his father.’

Ahora, tenemos acá un ejemplo de un virtuosismo impresionante. Es un virtuosismo, claro está, hacia uno mismo. Es una virtud del guerrero.


Personalmente, no puedo evitar pensar en lo que yo considero es la ética, y a todo esto, lo que es moralmente bueno; y mi posición es en gran medida la kantiana, que considera que lo bueno son las máximas de nuestra acción que son a la vez universalizables, en la medida que tienen en cuenta la humanidad, tanto como idea, y como está presente en cada individuo concreto.

Lo que resulta de una posición así es una virtud del ser humano en tanto ser humano. Una virtud que pueda ser compartida por todos los hombres, que no se inmiscuya en los otros, justamente, que sea universalizable. Una posición así no se distancia mucho de la ética aristotélica.

Igual podrían coexistir otras virtudes, como las del guerrero y del alfarero, pero tendrían que estar sometidas a esta virtud mayor, si es que quieren ser consideradas “buenas”.

Pero en el comportamiento de Héctor tenemos sin lugar a dudas una virtud que no es ni puede ser jamás universalizable con toda la humanidad, pues su virtud radica justamente en ser superior a los demás. Ser más noble, más valiente, más fuerte, y estos valores rebeldes se anteponen al resto.

Se me ocurre otro ejemplo en el del General Kuribayashi, de la película Cartas de Iwo Jima, que sigue combatiendo por el honor de su nación, y de su persona misma, a pesar que sabe morirá y miles de sus soldados también, y finalmente su esfuerzo será en vano.


Sin embargo, no puedo dejar de ver ambos casos y pensar que, de alguna forma, están “bien”. Los admiro y me parecen ejemplos de excelencia humana, por más que no pueda argumentar racionalmente en su favor.

No sé, dejo la contradicción ahí, sin resolver, a ver si a alguien se le ocurre algo.

11 comentarios:

Odiseus K. Schrute dijo...

no broder, el Libro es Zen in the Art of Archery

Zimmerman dijo...

no, huevas. ese también lo habrá recomendado otro ciclo.

eso no anula que haya recomendado este también.

ble.

Anónimo dijo...

ambos libros deben se cañas, lo importante es que han generado una reflexion caña también. espero leer más sobre esta etica valdez en ciernes que ya es un secreto a voces en el mundo de la filosofía.

Anónimo dijo...

Supongo que Hector y Kuayabashi tienen ideales (honor, ambiciòn, whatever) que sopesados con sus "imperativos categoricos" (respeto por los demas) son de mayor relevancia. La justicia es en cierta forma calcular estos factores; como dirìa Sen, un cálculo de costo-beneficio. El problema se da cuando afectan a otros. Te apuesto que para las familias de los que no eligieron morir, las acciones de dichos generales no fueron para nada "buenas". En Iliada y en el cine, lo "bueno", un "heroe", tiene una consideracion estética que no se extiende a la vida real (a.k.a. juegos de lenguaje).

Zimmerman dijo...

claro, muy de acuerdo con lo que dices, salvo en un par de cosas (o sea, con todo, prácticamente :P ).

si bien el ejemplo de héctor es un caso de literatura, no era tan ajeno a la realidad en el mundo griego. y el caso de kuribayashi está inspirado en un hecho real también, nada lejano temporalmente a nuestros días (aunque sí quizás culturalmente).

el comportamiento de ambos podría ser explicado por esa concepción de justicia que dices, lo del costo-beneficio, pero me suena muy pragmatista. yo lo veo más como una idea de excelencia humana que ellos poseen, y luego deciden llevar a cabo a lo largo de sus vidas, sin importar que esto los lleve a su inevitable muerte.

pero en realidad el porqué de su actuar no es mi preocupación central, sino más bien el punto de vista desde un lugar más neutral. como bien dices, es imposible universalizar el llamar "buenas" sus acciones, justamente si nos ponemos en el lado de las familias de las víctimas, por ejemplo. pero eso es justamente parte del problema.

debería rechazar simplemente esa admiración y valoración que tengo por esa conducta? descartarlo como "literatura" o "estética"? definitivamente podría y el problema desaparece. pero mi preocupación es si es que no se pierde "algo".

Anónimo dijo...

Se pierde una valoraciòn sin duda: la de sus éticas personales, que consideran el "heroismo" como un valor, lo cual está muy bien. El único problema que encuentro es que sus decisiones han afectado la vida de otros, lo cual es más delicado. Estoy seguro que otras épocas (la medieval más cristiana por ejemplo)no apreciaron tanto el ejemplo de Héctor. Menos aun las familias que quedaron huérfanas con tal "heroica" decisión. Entonces nada, la decisiòn tomada por Hector me parece la más adecuada para él. Pero un imperativo categórico, como yo lo entiendo, debería dar libertad de elección a cada persona. La de Héctor es clara, pero la de los soldados/esclavos que obedecieron, supongo que es más difusa. Lo cual me lleva a mi siguiente pregunta Zimmerman, ¿es posible seguir pensando en un imperativo categòrico? ¿O es que este es otro ideal estètico-poético, de esos que funcionan más en el papel, en la ficciòn poética o cinematogràfica que en el hecho? ¿Pueden mis libertades e ideales personales no entrar en conflict con otros? ¿Puede ser tan formal el imperativo o no puede evitar estar manchado de contenido?

Zimmerman dijo...

sin duda la discusión no va por el lado de si lo que Héctor hizo estuvo "bien". obviamente, desde una ética universalista, la respuesta es negativa. sus acciones chocan, claramente, con la libertad de otros.

sin embargo, no me parece que necesariamente ejemplos como estos refuten una ética universalista como la kantiana. o sea, podría ser que digamos, bueno, existen estos tipos de ética, y también la universalista, y al coexistir ambos, en cierta forma se refuta la universalista, porque pasa a ser una más.

pero bueno, lo que yo pienso apunta a lo contrario, pero volveré a eso luego.

respecto a lo que decías sobre si el imperativo categórico no puede evitar estar manchado de "contenido", diría que, en primer lugar, asumo te refieres a contenido empírico, porque sin duda, al incluir la idea de humanidad, esta le da contenido, así que no es pura formalidad. pero sí es verdad que se limita a eso, y me parece que el gran logro de kant fue formular el imperativo categórico libre de contenido empírico, y JUSTAMENTE POR ESO, me parece que tiene validez hasta hoy.

pero me parece que la pregunta debería ser, más bien, si es que una ética universalista (porque la ética en kant no es sólo el IC) puede evitar mancharse de contenido empírico, y la respuesta me parece claramente negativa, incluso ateniéndonos al proyecto kantiano.

como bien lo dice vallaeys en un artículo al que ya me he referido antes, la ética kantiana se podría decir que tiene tres partes: 1. la de su fundamentación, que corresponde al IC; 2. la de su metafísica; y finalmente, 3. la parte aplicada, que vendría a ser antropológica y está "inundada" de contenido empírico.

el problema está justamente en la parte de la metafísica, que debe incluir datos empíricos, pero según kant estos deben ser mínimos.

habiendo leído la obra de kant que corresponde a esta parte (la metafísica de las costumbres, no la fundamentación de la metafísica de las costumbres), debo estar de acuerdo con vallaeys cuando resalta la problemática de si es justamente posible tal metafísica, y si no se puede evitar siempre, al tener que usar contenido empírico (por más pequeño que sea), caer en la antropología.

el libro, si bien se siente bastante actual incluso para nuestros días, por momentos se hace claramente manifiesto que fue escrito por un hombre del siglo xviii, con todos sus respectivos prejuicios.

pero entonces, el IC me parece se escapa de la historicidad (de la que sí sufre la metafísica kantiana sobre la moral), que no lo llega a determinar, por lo que me parece llega intacto a nuestros días. respondiendo a la pregunta, entonces, la ética universalista aplicada no puede trascender la historicidad a la que está sometida, pero lo que la hace universal, o sea, el IC, sí se salva.

pero volviendo al tema, quizás el ejemplo de héctor no ayuda mucho a ilustrar muy bien mi punto, porque en su caso, está claro el tipo de ética según la cual vive, y por la que morirá. no hay, en su caso, conflicto.

el conflicto, en realidad, existe ÚNICAMENTE en la medida en que aceptemos la ética universalista, y es paradójico, entonces, que si posteriormente la rechazamos por ejemplos como el de héctor y de kuribayashi, entonces el conflicto en realidad nunca hubiese existido.

pucha, ya no puedo pensar más.

:P

Anónimo dijo...

En su caso no hay conflicto, asumiendo que tiene los valores que acostumbramos atribuirles a los griegos; asumiendo que el hado es su único motor, asumiento que el honor es su imperativo. Pero no es tan fácil hacer eso, no podemos estar TAN seguros. Ya en Homero se reconocen inicios de autonomía, libre albedrío, escepticismo religioso, etc. Lo que quiero decir es que la cuestión nunca fue tan clara, salvo en las ilusiones de algunos historiadores o de ciertos antropólogos evolucionistas. Por un lado, no creo que podamos juzgar a Héctor sin una perspectiva universalista, sin NUESTRA maldita tendencia universalista. Por otro lado, no podemos ser contextualistas sin ser al menos un toque relativistas. O en todo caso, yo lo veo muy yuca. Creo que es invitable ser o algo relativistas o algo realistas. Las acciones de Héctor, como toda acción ética, nos obligan a pensar: ¿las considero buenas o malas? O lo uno o lo otro. No pretendo dar una respuesta: sólo estoy lanzando preguntas al aire. Concuerdo contigo en que me parece que actuar de otra manera hubiera sido deleznable. Pero como tampoco soy anarco-punk, me gustaría saber qué crees que Kant podría aportar al asunto. ¿Cómo no ser ni del todo realistas ni del todo relativistas?

Zimmerman dijo...

estoy de acuerdo con lo que dices de los griegos. o sea, me parece que ahí no está el problema. como dije, el problema sólo está sin partes de una ética universalista como la kantiana.

volviendo a nosotros y nuestra perspectiva universalista (y no concuerdo con lo de "maldita", ni de broma :P), me parece que no hay que ser muy dogmáticos al examinar a kant, y aceptar que es inevitable que una ética universalista como la kantiana, que se enfoca en las máximas de las acciones, y NO EN LA ACCIONES MISMAS, pues tiene que relativizarse al llevarse a la práctica.

en cierto caso, por ejemplo, se pueden entrecruzar 5 máximas éticas distintas, y pueden hasta ponerse en conflicto unas con otras, y lo único que nos puede decir cuál anteponer a otra es el imperativo categórico, y en su aplicación, algunos individuos pueden diferir de otros. en ese sentido, se relativiza, y kant era conciente de eso.

sin embargo, los casos de héctor y de kuribayashi no pueden ser explicados por lo que acabo de decir, y en ese sentido, me resulta difícil cómo una ética como la kantiana puede aportar algo más que diciendo que esos casos no son éticamente buenos, y como lo dijiste en tu segundo comentario, no son más que apreciables desde un punto de vista "estético".

a lo mejor ahí radica todo el problema, pero no me termino de convencer.

Anónimo dijo...

Cuando no hay mucho más qué decir, se apela a la autoridad:

"Pues no se debe buscar de la misma manera la exactitud en todas las argumentaciones... La bondad y la justicia admiten tantas variaciones, que s podría creer que existen sólo por convnción y no por naturaleza... Por lo tanto uno debe darse por contento al argumentar sobre estos temas y a partir de tales premisas con señalar la verdad de modo aproximado y por medio de un bosquejo, y se debe extraer a partir de estas premisas conclusiones válidas sólo en la mayoría de los casos, pero no para todos ellos".
Aristóteles, Ética a Nicomaco, I, 1, 1094b12-27
Traducción de Osvaldo Guariglia.

Creo quq hay un presupuesto de que para que algo SEA, y por ende, sea cognoscible, debe ser estático. Como el buen Heráclito señaló, esto es imposible a menos que se dé manera artificial. Creo que, como dijo Daniel Denett, somos true beleives; no podemos evitarlo. Necesitamos universalizar, pero creo que lo hacemos unicamente por conveniencia.

Zimmerman dijo...

mmm, no sé, horacio.

así es como yo veo la cosa muy improvisadamente partiendo de esa cita de aristóteles:

en la ética nicomaquea, por lo que he visto hasta el momento, me da la impresión de que aristóteles habla de una metafísica de las costumbres, usando las palabras kantianas, pero que le van muy bien, por lo que hemos visto significa la hexis para aristóteles. su metafísica también iría mezclada con una antropología; pero nunca llegaría a una parte equivalente a la fundamentación de dicha metafísica, que es lo que hizo kant con el imperativo categórico.

en ese sentido, aristóteles cae en el problema (y es conciente del mismo) de enfrentarse a situaciones en las que aplicar una rigurosidad muy estricta no es conveniente. quizás en eso fue más sabio que kant, que sí pretendió tal rigurosidad en la metafísica, y es muy argumentable que en buena medida no la consiguió.

ahora, me aprece que en la parte de la fundamentación, tal rigurosidad sí se puede lograr, por más que sea limitada.

y con respecto a lo último que dices, lo estático en kant sería el imperativo categórico. pero ojo, que esto estático es el principio universalizador (forma), mas lo que se universaliza (la sustancia), no tendría por qué serlo, o sea, al aplicarse esta forma, este IC por sobre las respectivas situaciones, no se consiguen máximas estáticas como los 10 mandamientos. pretenderlo sería caer en este artificialismo que mencionas.

y bueno, no estoy muy de acuerdo tampoco con esta necesidad de universalizar, me parece simplemente una posibilidad.